La llegada de la Inteligencia Artificial (IA) y el aprendizaje automático a la medicina veterinaria promete transformar la práctica veterinaria, pero también plantea desafíos éticos y legales importantes. A medida que estas tecnologías emergentes se introducen en la profesión, es fundamental considerar su aplicación ética y legal para proteger el bienestar de los pacientes, la integridad profesional y la seguridad pública.
La adopción responsable de la IA en la medicina veterinaria requiere una comprensión profunda de los términos y tipos de IA, así como una reflexión sobre las implicaciones éticas y legales dentro de la profesión. Los desarrolladores y usuarios finales deben considerar los componentes éticos y legales junto con la creación funcional de algoritmos para fomentar la aceptación y adopción de la IA y, lo que es más importante, prevenir el daño a los pacientes.
La falta de regulación en la medicina veterinaria en comparación con la atención médica humana plantea desafíos únicos, como la capacidad de realizar la eutanasia y la falta de validación regulatoria para llevar estas tecnologías al mercado. Estas diferencias crean un panorama diferente para el uso de la IA en la medicina veterinaria y requieren una planificación proactiva para prevenir resultados catastróficos, fomentar el desarrollo y la adopción, y proteger a la profesión de la responsabilidad innecesaria.
Para que la IA sea adoptada de manera confiable en la medicina veterinaria, debe ser legal, ética y robusta. Los principios éticos de la práctica veterinaria, como los establecidos por la Asociación Médica Veterinaria Americana (AVMA), son fundamentales para guiar la adopción ética de la IA en la práctica clínica.
La transparencia y el consentimiento informado son cruciales en el uso clínico de la IA en medicina veterinaria. Los propietarios de mascotas deben comprender cómo se obtienen, almacenan y utilizan los datos de salud de sus mascotas, así como cualquier riesgo potencial asociado con el uso de la IA en el diagnóstico y tratamiento.
La naturaleza opaca de muchos algoritmos de IA, conocida como el "cuadro negro", plantea preocupaciones éticas sobre la comprensión y revisión de las decisiones o recomendaciones de la IA por parte de los veterinarios. Es fundamental que los veterinarios puedan comprender y comunicar claramente el papel de la IA en el diagnóstico y tratamiento de las mascotas, así como su precisión y confiabilidad.
Cuando se produce un error médico o una mala interpretación debido a la IA, es crucial realizar un análisis de la causa raíz para identificar y abordar las causas subyacentes del problema. Este proceso sistemático es fundamental para prevenir errores futuros y garantizar la seguridad de los pacientes.
La adopción ética de la IA en la medicina veterinaria requiere una colaboración entre los desarrolladores de tecnología, los veterinarios y los reguladores para garantizar la seguridad y el bienestar de los pacientes y proteger la integridad profesional de la profesión veterinaria.
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